Los errores de la justicia penal
Los factores que incrementan la probabilidad de su ocurrencia y la prueba pericial
Maestría en Derecho Penal
Un análisis exhaustivo de la teoría del delito, la dogmática penal y las habilidades probatorias avanzadas, indispensables para abordar con precisión los casos judiciales. Una metodología flexible con clases grabadas.
Por Érika Yazmín Zárate Villa
Jueza de Distrito
El sistema de justicia penal, a pesar de su objetivo de imparcialidad y búsqueda de la verdad, no es infalible. La presencia de errores es una realidad innegable, y su estudio comparado revela patrones preocupantes que aumentan la probabilidad de sentencias erróneas. Es importante precisar que los “errores del sistema de justicia penal” no se limitan exclusivamente a la condena de un inocente[1]. La noción de error incluye la absolución de un culpable y una gama de situaciones intermedias[2]. Se consideran errores incluso aquellos procesos que, sin llegar a una condena, se desarrollan contra una persona debido a decisiones equivocadas de los actores del sistema, decisiones que podrían haberse corregido con la información disponible en ese momento[3]. Según Forst, estos errores pueden incluir privaciones de libertad sin sentencia o decisiones procesales que pudieron haberse corregido con la información disponible en su momento[4].

Si bien Estados Unidos ha sido pionero en la investigación empírica de las sentencias erróneas[5], el problema no se limita a este país. Esos errores es un fenómeno global, presente en países con sistemas jurídicos y tradiciones diversas, como Inglaterra, Gales, Canadá, Alemania y China[6]. Esto indica que se trata de un problema estructural inherente a los sistemas de justicia penal, más que una falla específica de un modelo jurídico particular. La literatura comparada identifica varios factores que incrementan significativamente la probabilidad de condenas erróneas[7]: identificaciones erróneas de testigos oculares, confesiones falsas en negociaciones previas al juicio, testigos poco fiables o mentirosos, mala conducta de las agencias de persecución penal, falta de una defensa legal efectiva y visión de túnel, al centrarse los fiscales a en una hipótesis inicial, ignorando o minimizando la evidencia que la contradice.
Por otra parte, el uso de la prueba pericial se ha vuelto cada vez más masivo en los sistemas de justicia criminal, por la complejidad de los casos y la necesidad de conocimientos especializados. Sin embargo, en el ámbito comparado, se identifican varios problemas específicos que explican el impacto negativo de la prueba pericial:
Baja confiabilidad de las pruebas: Utilización de disciplinas con escaso rigor científico, conocidas como “ciencia basura” (junk science)[8]. Por ejemplo, análisis de marcas de mordeduras, huellas de zapatos y análisis microscópicos de cabello, que carecen de validación científica adecuada.
Testimonios periciales inválidos: Los peritos a menudo presentan conclusiones que no están respaldadas por evidencia empírica[9]. Lo que se agrava cuando los expertos exageran sus hallazgos o interpretan resultados de manera sesgada.
Mal comportamiento de los peritos: Los peritos pueden verse influenciados por sesgos cognitivos, como la exposición a información irrelevante o prejuicios que afectan su objetividad[10]. Y, en algunos casos los peritos han fabricado evidencia u omiten información favorable al acusado[11].
Evaluación tardía de la evidencia: La prueba pericial se concibe a veces como una forma de asegurar una condena ya decidida, en lugar de una herramienta para la investigación, lo que retrasa su uso y disminuye su eficacia.

Sobrevaloración de la prueba pericial: Jueces y jurados pueden otorgar un peso excesivo a la prueba pericial, incluso cuando no lo merece, debido a su aura de autoridad o a la dificultad de comprender su alcance.
Limitaciones en el contraexamen: Los abogados, especialmente los defensores, tienen dificultades para controlar la calidad del trabajo de los peritos mediante contraexámenes efectivos.
Limitaciones de los peritajes de refutación: La presentación de peritajes contrarios para refutar la prueba de la acusación enfrenta dificultades, como la escasez de expertos dispuestos a contradecir a otros, sesgos en la valoración judicial y dificultades para cuestionar evidencia de dudosa calidad inserta en una narrativa compleja.
Peritos que “hablan más de lo que escriben”: La inclusión en el juicio de información relevante no mencionada en el informe escrito previo debilita los controles de calidad y dificulta la confrontación de la prueba.
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[1] Duce, Mauricio. “Una aproximación empírica al uso y prácticas de la prueba pericial en el proceso penal Chileno a la luz de su impacto en los errores del sistema”. Polít. crim. Vol. 13, Nº 25 (Enero 2018) Art. 2, pp.42-103.
[2] Ibid.
[3] Ibid.
[4] Brian Forst, “Wrongful Convictions in a World of Miscarriages of Justice”, en: Ronald Huff y Martin Killias (Eds.), Wrongful Conviction and Miscarriages of Justice: Causes and Remedies in North American and European Criminal Justice Systems, Routledge, 2013, p. 17.
[5] Se mencionan estudios del Innocence Project.
[6] Duce, “Una aproximación empírica…”, supra nota 1; Duce; Findley, supra nota 5.
[7] Ibid.
[8] Sabra Thomas, “Addressing Wrongful Convictions: An Examination of Texas’s New Junk Science Writ and other Measures for Protecting the Innocent”, Houston Law Review, n° 52 (2015), p. 1039.
[9] National Research Council, Strengthening Forensic Science in the United States: A Path Forward, Washington: The National Academies Press, 2009, pp. 1-33.
Brandon Garret y Peter Naufeld, “Invalid Forensic Testimony and Wrongful Convictions”, Virginia Law Review, vol. 95, n° 1 (2009), pp. 7-8.
[10] Gary Edmond, “Expert Evidence in Report and Courts”, Australian Journal of Forensic Sciences, vol. 45, n° 3 (2013), pp. 256-257.
[11] Ibid.

Una respuesta en “Los errores de la justicia penal, los factores que incrementan la probabilidad de su ocurrencia y la prueba pericial”
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